lunes, 8 de septiembre de 2008

a las abuelas, que son todas las abuelas del mundo

Julia, Florencia y Ana, amor y poesia


III

Llamabas a tu madre, abuela
los años no bastaron
su lumbre de pasillo te buscaba
giraste
trompo de patio hacia la voz
que calma.

A tu lado mis ojos
aureola líquida, escrutaban
la extensión de tus dedos
la piel azul de tus falanges.

Sentada en tu cama
sobre mis manos pesadas tus rodillas
rocé lunas calientes, te vi volver
de la flor más aérea de un corso de verano.

Al reclinarte
un planeta de tiempo te llevaba

y yo, brazo de globo
vocación de rueda
me alejé.

Ana Lafferranderie (El cielo tácito, Ed. Sigamos Enamoradas)




El recuerdo de su abuela en la tierra de sus bisabuelos. la voz
de su abuela en la voz de su recuerdo. cuando recuerda
un eco invisible que la existe. bugavillas mientras tarde.
claveles mientras mesa. zapatos con narcisos mientras llueve.
collares.collar de cuentas peruanas. collar de jade y rojo
y perlas pequeñitas. collares de barro negro. collar de maíz
con frijoles. collar de ojo de tigre. collar de plata. collar de ajo.
lento ojo que diluvia el gesto de la niña que juega en el
espejo a mirarse y mirarse.

Florencia Walfish (Sopa de ajo y mezcal. Biblioteca popular de Chiapas)





La abuela es esa señora
guiñando un ojo, la más
nítida entre todos;
a la que el mundo le ha concedido
el don de mirarnos.

Y no queremos morir.

Dos niñas que intercambian
años y pelos y las flores que
nos crecen cuando vemos
caer agua.

Dos ancianas que juegan
con una muñeca viva y
una muñeca muerta

y hablan el primer idioma de la tierra,
atadas al corazón
como un ancla sumergida en los cielos.

Y hacemos la lluvia
con el mismo esmero con que hacemos las verduras,
y pelamos el maní
para que suene la tarde
salpicada de cosas que también nos duelen;

y los insectos puedan componer
su rosa de los vientos
y la paloma despiojarse de las sombras.

Los días, nos sigan, y los
hijos no nacidos,
nos sigan
para que la abuela no tenga nieta,
para que la nieta no tenga abuela muerta.

¿ Escuchan una risa? Son ellas,
sobresalidas
y criándose.


M. Julia Magistratti (EA, Ed. El mono armado)

6 comentarios:

La fragua dijo...

ay hermosa, nuestras abuelas en su tierra frondosa, en su vientre y nosotras en el camino que nos lleva de una a otra, de ellas a cada una, de nosotras a lo más íntimo que nos liga. como esé día inolvidable de la foto. como el día en que te vi, luminosa, subir la escalera de fedro y me diste tu libro, con la simplicidad con que se llevan a cabo los actos trascendentes e imborrables
te adoro para siempre

Florencia Walfisch dijo...

mi adorada julita
nos teje ese hilo frágil y poderoso; abuelas dispuestas a seguir abrigándonos, en el calor de nosotras.
las quiero siempre, me hacen feliz

Anónimo dijo...

Chicas, si yo pusiera el poema que tengo dedicado a mi abuela, seguramente rompería este hechizo de ternura. Me quedo, por lo tanto, con los de ustedes.

Besos

El viejoleón

La fragua dijo...

uyy siii, yo lo conozco
pero es parte del tejido también
besos don leon

Veniaca dijo...

gracias mis amores...Ellas, las Bellas, están aqui, entre nosotras, tienen que ver mucho con las mágicas uniones...cuando terminé de escribir este blog aparecio mágicamente el libro de Rocio Gonzalez de Flor (que adeudo) y otro poema a la abuela bellisimo!!!...

León, regalenos el suyo!!
besos. las quiero mucho
julia

Mori Ponsowy dijo...

Preciosos poemas.