sábado, 27 de junio de 2009

Michele Petit acerca de la pobreza y las bibliotecas

Foto Sebas Miquel






(...) La pobreza es algo terrible porque priva de bienes materiales que hacen la vida más fácil, menos dura, incluso más divertida y, a la vez, priva también de medios para preservar una intimidad. Incluso podríamos decir que éste sería un indicador todavía mejor que el de la renta: cuanto más pobre se es de menos intimidad se dispone. Cuando se es muy pobre se está sobre la acera expuesto a las miradas de todo el mundo, cuando se es menos pobre se vive con otras nueve personas en una misma habitación. Cuanto más se sube en la escala social más se dispone de un espacio íntimo.
La pobreza también priva del acceso a los bienes culturales y a todo lo que eso puede representar, como los intercambios que se tejen alrededor de esos bienes. Un bien cultural no sólo es algo que puede hacer bien a cada uno de diferentes maneras, tanto en el ámbito del saber como en el de la construcción de sí, sino que es también un objeto en torno al cual permite intercambiar. La pobreza priva de todo esto y seguro que también de otras cosas que en este momento olvido. La pobreza expulsa al amor por la ventana y también a todo lo que acabo de referirme.
Una biblioteca pública puede en parte, sólo en parte, y en algunos contextos pues en otros quizá sea imposible, reparar un poco todo esto. No sólo es mi esperanza sino lo que ha mostrado la investigación que llevamos entre los jóvenes usuarios de bibliotecas de barrios desfavorecidos de algunas ciudades francesas.
La biblioteca puede permitir acceder, a algunos, a un poco más de lo que yo considero como derechos culturales. Pienso que cada uno de nosotros tiene derecho a acceder a bienes culturales. No es un lujo ni una coquetería de burgueses, sino algo que confiere una dignidad, un sentido en la vida y a la que todo el mundo puede ser sensible. Las personas de medios sociales muy modestos tienen con frecuencia un inmenso deseo de saber más, de aprender más. La biblioteca puede contribuir un poco a reparar el hecho de la pobreza y a permitir, también un poco, el acceso a los derechos culturales.



MICHELE PETIT: para quienes no la conocen es una escritora y antropóloga francesa especialista en temas de lectura. Vino para la ultima feria del libro de bs as invitada por la CONABIP donde tuve el enorme placer de escucharla y conocerla.
Libros de ella se consiguen en español en el FCE y Oceano.

1 comentario:

Mori Ponsowy dijo...

Precioso e inteligente texto.