viernes, 22 de octubre de 2010

No quiero que me digan la palabra naranja

Foto: Sebas Miquel


No quiero que me digan
la palabra naranja.
Me llega el sol,
mi casa,
y la perdida infancia.

Hubo un sabor
el ocio de unas tardes
y el agua.

Hubo una luz de gracia,
profundidad del alma
Hubo un pájaro fino
que cantaba en el patio
del vecino.
Hubo dalias pesadas
a cuya sombra el gato
bostezaba.

¡Y en verano la fiesta
de comerse la breva
señalada!

No quiero que me digan
la palabra naranja
(ni naranja ni siesta)
Duele aquello que amaba.


JUAN JOSE HERNANDEZ

sábado, 16 de octubre de 2010

despedidas que nunca terminan



MI MADRE SE DESPIDE

A Régulo Villegas


Qué tiempo es éste que no tiene sábados
Qué tiempo es éste todo esperas
Adónde están las fiestas que dijeron
Los domingos que decían Dónde fueron!

Perdida en mis enfermedades
Asaltada por fieras hambres
Dios Qué fue de tu misericordia!
Me remedié con haces de leña
Con remojo de ropas me sustentaba
Pero este cuerpo no resistía su carga
Agachado se hundía y se apagaba
Ai fue cuando les dije a ustedes
—"Hijos que me han costado tantas muertes
Vayan y acójanse a otro pecho
Dios no desampara al que cría
Ya los veré si un día regreso"

Sólo Dios sabe que al volver
No tuve ya paz ni remedio
El alma vuelta unos breñales
y el corazón borrando nieblas

Jesús Por qué un pago tan grande
Dime por qué todo es tan negro
Si te ofendía nuestra pobreza
¿Por qué nos aventaste al suelo?


RAMON PALOMARES (Venezuela)